El proyecto asume como valores los que propone el Plan de Renovación Pastoral de las Parroquias, ser: pastores, samaritanos, discípulos y misioneros, que tratamos de desarrollar de manera más específica en los siguientes rasgos:
Centralidad en la Palabra. El ministerio del catequista está esencialmente unido a la comunicación de la Palabra.
Miembro vivo dela Iglesia. El catequista es miembro vivo de la Iglesia Universal
Corresponsable en la misión. El catequista debe tener un sentido de apertura y de atención a las necesidades del mundo, al que se sabe enviado constantemente y que es su campo de trabajo, aún sin pertenecer del todo a él
Coherencia y autenticidad de vida. La tarea del catequista compromete toda su persona, antes de anunciarla Palabra , la hace suya y la vive.
Espíritu mariano. Por una vocación singular, María vio al Hijo de Dios "crecer en sabiduría, edad y gracia" (Lc 2,52). Ella fue, asimismo, "la primera de sus discípulos". Como lo afirmó audazmente S. Agustín, el hecho de ser discípula fue para María más importante que ser madre. Se puede decir, con razón y alegría, que María es un "catecismo viviente", "madre y modelo del catequista".
Madurez humana. El catequista, por su misión y vocación, debe poseer un mínimo de cualidades humanas y mostrar aptitud y disponibilidad para un crecimiento progresivo. El objetivo, en este ámbito, es que el catequista sea una persona humanamente madura e idónea para una tarea responsable y comunitaria Sant 1,4.
Miembro vivo de
Corresponsable en la misión. El catequista debe tener un sentido de apertura y de atención a las necesidades del mundo, al que se sabe enviado constantemente y que es su campo de trabajo, aún sin pertenecer del todo a él
Coherencia y autenticidad de vida. La tarea del catequista compromete toda su persona, antes de anunciar
Espíritu mariano. Por una vocación singular, María vio al Hijo de Dios "crecer en sabiduría, edad y gracia" (Lc 2,52). Ella fue, asimismo, "la primera de sus discípulos". Como lo afirmó audazmente S. Agustín, el hecho de ser discípula fue para María más importante que ser madre. Se puede decir, con razón y alegría, que María es un "catecismo viviente", "madre y modelo del catequista".
Madurez humana. El catequista, por su misión y vocación, debe poseer un mínimo de cualidades humanas y mostrar aptitud y disponibilidad para un crecimiento progresivo. El objetivo, en este ámbito, es que el catequista sea una persona humanamente madura e idónea para una tarea responsable y comunitaria Sant 1,4.
Espíritu salesiano. El catequista, por el contacto con la espiritualidad salesiana, asimila las características de este espíritu heredado de San Juan Bosco: caridad pastoral, sentido de Iglesia, unión con Dios, predilección por los jóvenes, espíritu de familia, amabilidad, optimismo y alegría, creatividad y flexibilidad (Constituciones Salesianas).
